Hoy, cumpliendo 3 meses en un país distinto al que me vió nacer, les quiero escribir sobre esos momentos que nos impulsan, que nos dan una señal para poder seguir un camino u otro.
Durante buena parte de mi vida me he dejado guiar por esos “avisos” o incluso “emociones” que surgen cuando quiero hacer algo, y poco a poco ese algo va agarrando forma en base a lo que voy construyendo.
Se hace difícil explicarlo y posiblemente entenderlo, pero me refiero a todo lo que hay que hacer, al camino que hay que recorrer hasta alcanzar una meta. Más allá de los tropiezos u obstáculos que tengamos (que los vamos a tener), llega un punto en que cada paso que se avanza, te da la fortaleza para seguir y progresar.
Por supuesto que alcanzar la meta, es importante y puede ser muy gratificante; pero lo curioso de todo, desde mi punto de vista, es que no siempre se logra el objetivo final, pero lejos de ser una frustración o una derrota, al ver el camino recorrido, se puede tener una satisfacción igual o mayor al que si lo logra. ¿Cómo es posible? Bueno, la clave está en como se haga el recorrido.
Cuando oigan a alguien decir que lo más importante es el camino, hagan una pausa y medítenlo. Al final el camino puede ser un todo (la vida misma y la forma en cómo se vive). De nada serviría lograr algo a toda costa, sin importar cómo, un "ganar" cómo sea...
Entonces, si logramos hacer ese recorrido con buenas intenciones, con buenas maneras, con las mejores prácticas que podamos y con mucha fe, de seguro tendremos un aprendizaje grande y lograremos lo que yo llamo “pequeñas victorias”. Pongan especial atención a cada una de ellas, pues al final sumadas, nos darán la entereza y constancia tan necesarias para de alguna manera poder triunfar (cada quien debe definir el termino "triunfo" para si mismo).
Hasta la próxima 😊
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