A menudo en la vida se tiende a utilizar el término que da titulo a este Post para hacer ver que nos gusta lo que hacen, tienen o disfrutan los demás pero que no podemos hacer nosotros... Pero con la supuesta excepción de que no nos disgusta que ese otro pueda hacerlo. Pues bien, en realidad eso no existe. O tenemos envidia y no lo reconocemos, o sentimos admiración y tampoco lo reconocemos. Ambos situaciones se traducen en una falta de humildad tremenda.
A lo largo de mi vida, me he dado cuenta de que, a menudo, estamos rodeados de gente que siente este tipo de sentimientos y que lo demuestra con dichos y hechos, solo que ellos mismos no se dan cuenta de lo que están haciendo y lo que puede significar tanto para ellos como para los demás que si lo perciben.
Pero el punto no termina ahí. En ocasiones el que envidia (quizás "sanamente" según el), termina mal poniendo a la persona que esta envidiando, solo por desmeritar y no sentirse inferior a él. ¿Por qué inferior? Bueno por muchas razones, a veces es un tema de conocimientos, de gustos, de "saber vivir" y hasta de personalidad. Hay casos tan tristes que aun teniendo las mismas posibilidades y las mismas cosas, no pueden disfrutarlas como la persona a la que envidian.
Es importante tener claro que desde siempre existen y existirán las referencias, los ejemplos a seguir...y que es sano que existan (asi como es legitimo tener ciertas aspiraciones). Además hay que pensar que si somos gente de bien y hacemos las cosas desde nuestro mejor esfuerzo, es muy posible que seamos la referencia para otros (en cualquier campo); por lo tanto hay que tener mucho cuidado a la hora de expresar ciertas opiniones a la ligera. Lo ideal sería, aunque no siempre pasa, que esa persona que sirve de referencia comparta su experiencia y facilite a los demás el tener el poder de elegir si quiere ir por ese camino. Podria servir de estímulo (eso incluso, como toda buena influencia, es algo digno de agradecer. Es noble y necesario aprender de otros cuando hace falta).
Es totalmente justo y prudente que hagamos una reflexión y aprendamos a distinguir y valorar que es lo que sentimos sobre los demás (mas aun si es gente cercana) y demos el reconocimiento justo al que lo merece (es lindo admirar a alguien y también es grato sentirse admirado, no debe darnos pena el asunto), pues al hacer lo contrario podríamos estar cometiendo una falta irreparable para con esa(s) persona(s) e incluso para consigo mismo pues hasta podrían estarse cultivando resentimientos contra gente que no lo merece y que luego no son fáciles de desechar.
Creo que la prudencia podría ser una de las claves, no siempre las primeras impresiones son las correctas... Hay cosas que pueden pensarse, pero que no se dicen o hacen hasta no estar seguro (pues luego difícilmente se pueden recoger). Muchos prefieren hablar o hacer y luego pensar...arriesgadísimo eso, a ellos suerte y ojalá no "mueran" en el intento.
Pero lo bueno es que siempre es posible cambiar, eso si, desde la convicción de que algo se esta haciendo mal y se quiere empezar a hacer bien. Es la única forma, nadie nos va a dar la orden. Depende de nosotros mismos el cambio (en el trabajo, a nivel personal, familiar, en el país y en donde nos lo propongamos). Seguro eso va a derivar en algún modo de felicidad (ver mi post "Ser feliz").
¡Hasta la próxima!.
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